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LOS RÉCORDS MUNDIALES DE LOS ÁCAROS: PARTE 2

ARAC'NOTA # 42


Previamente les platicamos sobre los únicos tres récords mundiales Guinness con los que han sido galardonados los ácaros, particularmente las garrapatas (ver Arac’nota # 36). Así que en esta ocasión, continuaremos relatando otros récords no tan famosos y otras curiosidades de los ácaros.


El animal terrestre más rápido del planeta.


De acuerdo a estudios dados a conocer desde el año 2014, el récord al animal terrestre más rápido del planeta no pertenece al guepardo o chita, sino al ácaro del sur de California. De hecho, desde hace tiempo el guepardo había sido desbancado por un escarabajo australiano. El poseedor de esta distinción, Paratarsotomus macropalpis (Banks, 1916) como se le conoce científicamente al ácaro del sur de California, pertenece a la familia Anystidae, es del tamaño de una semilla de ajonjolí y es el animal terrestre más rápido considerando las longitudes corporales, una medida de velocidad que refleja que tan rápido se mueve un animal en relación a su tamaño corporal.


Utilizando videocámaras de alta velocidad, pudo registrarse que este ácaro alcanza carreras de hasta 322 longitudes corporales por segundo. El anterior poseedor del record, el escarabajo tigre australiano, alcanza 171 longitudes corporales por segundo. En comparación, un guepardo corriendo a 96 km por hora alcanza solo 16 longitudes corporales por segundo (Figura 1). Extrapolado al tamaño de un humano, ¡la velocidad del ácaro es equivalente a una persona corriendo aproximadamente a 2,100 km por hora!


Figura 1. Comparación de las velocidades alcanzadas por el ácaro del sur de california, el guepardo y los humanos, de acuerdo a las longitudes corporales alcanzadas por segundo. Imagen tomada de: https://www.scientificamerican.com/article/the-fastest-animal-on-land-is-a-mite/


Paratarsotomus macropalpis exhibe varios atributos locomotores excepcionales, pues además de alcanzar la velocidad relativa más rápida presenta la frecuencia más alta de zancada documentada en animales corriendo. También son capaces de girar a velocidades angulares extremadamente altas utilizando la tercera pata como un gancho de agarre (Vídeo 1). La escala alométrica de la longitud de la pata durante el desarrollo resulta en patas proporcionalmente más largas en los juveniles y les permite alcanzar velocidades absolutas y relativas comparables a las de los adultos. Además, los ácaros son capaces de correr en superficies de concreto con temperaturas de hasta 60°C, niveles mortales para muchos organismos. De acuerdo a los investigadores que realizaron este estudio, estas velocidades podrían ayudar a inspirar nuevos diseños revolucionarios para cosas como robots o dispositivos biomiméticos.


Vídeo 1. Ejemplo del desplazamiento y giro a gran velocidad del ácaro del sur de California Paratarsotomus macropalpis. Fuente original: Rubin et al. (2016).


El ácaro que causó más bajas militares durante la segunda guerra mundial.


La tristemente recordada segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue un conflicto militar en la que se vieron involucradas la mayoría de las naciones del mundo. Aunque, estuvo protagonizada por las llamadas potencias del eje (Alemania, Japón e Italia) y los aliados (Reino Unido, Unión Soviética, Estados Unidos y China). Esta guerra es considerada la más mortífera en la historia con 50-70 millones de muertes (2.5% de la población mundial).


Pero, ¿qué tiene que ver este conflicto bélico con los ácaros? Resulta que durante las intervenciones del ejército aliado a la región Asia-Pacífico (sobre todo bien documentado en Papúa Occidental, Indonesia), muchos de los soldados, si no fueron alcanzados por las balas de la resistencia aliada cayeron derrotados por la fiebre de los matorrales o fiebre tsutsugamushi (conocida en inglés como scrub typhus). Se trata de una enfermedad causada por una bacteria llamada Orientia tsutsugamushi de la familia Rickettsiaceae, la cual es transmitida a las personas a través de las mordeduras de las larvas de ácaros trombicúlidos (Trombiculidae). Los trombicúlidos en México se conocen como tlalzahuates o aradores, mientras que en Estados Unidos como chiggers.


Los síntomas de la fiebre de los matorrales aparecen 10 días después de la mordedura de los ácaros e incluye obviamente fiebre, pero además: escalofríos, dolor de cabeza, dolores corporales y musculares, a veces salpullido, oscurecimiento en el sitio de la mordedura (también conocida como escara) y cambios mentales que van desde la confusión y hasta el coma. Las personas graves pueden desarrollar insuficiencia orgánica y sangrado, que pueden ser fatales si no se tratan. La mayoría de los casos ocurren en áreas rurales del sudeste asiático, Indonesia, China, Japón, India y el norte de Australia, una zona conocida como el triángulo tsutsugamushi. Sin embargo, desde hace poco más de 10 años ya se han detectado casos fuera de esta región, particularmente en Sudamérica.


Los principales ácaros causantes de esta enfermedad pertenecen al género Leptotrombidium, entre los que destacan L. akamushi (Brumpt, 1910), L. pallidum (Nagayo, Miyagawa, Mitamura y Tamiya, 1919), L. intermedium (Nagayo, Mitamura y Tamiya, 1920) y L. deliense (Walch, 1922) (Figura 2). En México se distribuyen tres especies del género Leptotrombidium diferentes a las mencionadas, sin embargo se desconoce su potencial como reservorio de algún tipo de bacterias.


Figura 2. Ejemplos de los ácaros vectores de la fiebre de los matorrales o tsutsugamashi: Leptotrombidium intermedium (izquierda) y L. pallidum (derecha).

Fotografías obtenidas con microscopía electrónica de barrido, tomadas por A. B. Shatrov (Zoological Institute, Russian Academy of Sciences) y publicadas en Santibañez et al. (2015).


Se ha documentado que durante parte de este conflicto (1942-1945), en la fuerza armada y naval de los Estados Unidos hubo 7,000 casos, con más de 300 muertes. Estos casos junto con los reportados por los ejércitos británico y australiano, exceden los 16,000 con más de 600 muertes. Algunas tropas americanas estaban convencidas que la fiebre de los matorrales fue una arma biológica utilizada por los japoneses. Este fue un rumor fuerte, pero no hay evidencia que soporte esto y parece poco probable, ya que ambos bandos sufrieron los estragos de estos ácaros y sus bacterias. Aunque como bien dice el dicho: “¡en la guerra y en el amor: todo se vale!”.


Para conocer más sobre estos temas:

- Peterson, R. K. D. 2009. The real enemy. Scrub typhus and the invasion of Sansapor. American Entomology, 55 (2): 91-94. https://doi.org/10.1093/ae/55.2.91

- Philip, C. B. 1948. Tsutsugamushi disease (scrub typhus) in World War II. Journal of Parasitology, 34 (3): 169-191.

- Rubin, S., M. Ho-Yan Young, J. C. Wrigth, D. L. Whitaker y A. N. Ahn. 2016. Exceptional running and turning performance in a mite. Journal of Experimental Biology, 219: 676-685.

doi: 10.1242/jeb.128652

- Santibáñez, P., A. M. Palomar, A. Portillo, S. Santibáñez y J. A. Oteo. 2015. The Role of Chiggers as Human Pathogens, An Overview of Tropical Diseases, Amidou Samie, IntechOpen, DOI: 10.5772/61978. Disponible desde: https://www.intechopen.com/books/an-overview-of-tropical-diseases/the-role-of-chiggers-as-human-pathogens.


©Arácnidos

Editor: Ricardo Paredes.

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