¿EXISTEN ARAÑAS PELIGROSAS HABITANDO MI CASA? EL CASO DE LAS VIOLINISTAS Y LAS VIUDAS

En últimas fechas hemos sido testigos de varias noticias —muchas de ellas sensacionalistas— que nos “alertan” sobre la invasión de arañas peligrosas en diferentes ciudades de la república mexicana, las más objetivas abordan el tema apoyándose en especialistas médicos y aracnólogos con el fin de poder informar verazmente, otras más utilizan información no verificada basada en rumores y distorsiones, con imágenes grotescas y casos estrambóticos, en un afán (al parecer) de causar miedo y confusión. Lo cierto es que existe un desconocimiento general sobre cosas y casos puntuales referentes a estos organismos en México.

En nuestro país se encuentran los 11 órdenes actuales de Arácnidos, incluyéndose en estos a algunas especies que son consideradas de importancia médica por su veneno, es decir, que son capaces de producir una reacción adversa en las personas por la inoculación de sustancias tóxicas. Podemos separar en dos grandes grupos a dichos organismos, los alacranes y las arañas, los demás, por muy aterradores que luzcan, son inofensivos para el ser humano (Figura 1).

Figura 1. Mastigoproctus giganteus o “vinagrillo” de Cuernavaca, Morelos. A pesar de su aspecto intimidante, carece de veneno. Fotografía: Diego Barrales-Alcalá.

Dentro del grupo de los alacranes (Orden Scorpiones) existe el género Centruroides (Familia Buthidae, Figura 2), con alrededor de 15 especies peligrosas identificadas en México (Santibáñez-López y colaboradores, 2016), las cuales se distribuyen principalmente en lugares cálidos; cabe mencionar que en nuestro país la diversidad de alacranes es bastante elevada (cerca de 290 especies), por lo que haciendo cuentas ¡apenas un 5% de ellos son peligrosos!

Figura 2. Centruroides ornatus o “alacrán de la corteza” de Guanajuato. Especie perteneciente a la Familia Buthidae. Fotografía: Diego Barrales-Alcalá.

En el caso de las arañas, son dos los géneros que resultan de cuidado para el ser humano, 1) el género Loxosceles (las arañas violinistas o del rincón, Figura 3) con especies que poseen un tipo de veneno que puede llegar a ocasionar lesiones necróticas en la zona de la mordedura (recuerden: las arañas muerden, los alacranes pican), y 2) el género Latrodectus (las viudas negras, capulinas o chintatlahuas, este último por su nombre en Náhuatl, Figura 4), arañas que llegan a causar afectaciones neurotóxicas en los seres humanos. Cabe mencionar que el número de especies de arañas en nuestro país es de 2,300 (Francke, 2014) y que de todas estas solo 39 (alrededor del 1.7%) son de importancia médica.

Figura 3. Loxosceles sp. o “araña violinista” recolectada en la Ciudad de México. En la imagen de la izquierda se aprecia el patrón de coloración más oscuro en forma de “violín” sobre el prosoma o cefalotórax. Fotografía: Diego Barrales-Alcalá.

Figura 4. Latrodectus mactans o “viuda negra”, “capulina”, “chintatlahua” de Oaxaca. En la imagen inferior se observa la típica mancha roja en forma de reloj de arena. Fotografía: Diego Barrales-Alcalá.

Ahora bien, ya sabemos que existen estos organismos en México, sabemos cómo son y como reconocerlos, pero ¿sabemos específicamente donde se encuentran? Este punto es crucial para quien interactúa cotidianamente con estas arañas, tanto personas en sus viviendas como especialistas biólogos, bioquímicos y médicos, para poder tomar las precauciones necesarias y prestar más atención a las arañas con las que convivimos. Al respecto, en días pasados se publicó en la revista científica “Southwestern Entomologist” un artículo con nuevos registros de distribución del género Latrodectus Walckenaer y Loxosceles Heineken & Lowe en México, este trabajo fue conducido por la Maestra en Ciencias Beatriz Salceda Sánchez, del Laboratorio de Entomología del Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos (InDRE), quien junto con sus colaboradores revisaron especímenes depositados en diferentes colecciones en busca de nuevos registros de localidades.

Aunque se consideraba previamente que la “viuda negra” se encontraba en todo México, oficialmente solo existían reportes para 31 de las 32 entidades federativas del país, siendo Tlaxcala el único que estaba “libre” de ella sin embargo, con el trabajo de la Maestra Salceda ahora sabemos que este estado también es hogar de estas arañas. Previo a dicho estudio, otra de las especies de este género, Latrodectus geometricus (la “viuda café”, Figura 5), se había registrado en 14 entidades de la República (Campeche, Chihuahua Ciudad de México, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, México, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis Potosí, Veracruz y Yucatán), pero gracias a esta investigación sabemos que su distribución abarca nueve estados más: Aguascalientes, Baja California Sur, Durango, Guanajuato, Michoacán, Puebla, Tamaulipas, Tlaxcala y Sinaloa.

Figura 5. Latrodectus geometricus o “viuda café”. En esta especie también se observa la típica mancha roja en forma de reloj de arena. Fotografía: Matthew Field.

Con respecto a las arañas del género Loxosceles, la distribución de las 37 especies conocidas de “arañas violinistas” incluye gran parte de México, pero gracias a los esfuerzos de revisión de la Maestra Salceda y su equipo ahora sabemos que al menos tres especies se encuentran en entidades que desconocíamos, tal es el caso de Loxosceles boneti, registrada con anterioridad para Guerrero, Morelos y Puebla y ahora también para Oaxaca. Loxosceles colima había sido identificada previamente en Colima, Guerrero, Jalisco, Nayarit y Zacatecas, y ahora el conocimiento de su distribución se amplía para Guanajuato, Michoacán, Morelos y Querétaro. Finalmente, Loxosceles zapoteca, especie registrada en Campeche, Chiapas, Guerrero, Puebla, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán, es reportada adicionalmente en este artículo también para Michoacán y Morelos.

Y entonces, ¿es momento de entrar en pánico, rociar todo con gasolina y prenderles fuego a nuestras casas? Por supuesto que no, debemos mantener la calma y tener varias cosas claras. Las actualizaciones de listados de especies no necesariamente significan que estemos sufriendo una invasión por animales de importancia médica, lo más probable es que estas especies siempre estuvieron ahí, pero por la falta de recolecta intensa o la falta de revisión de las colecciones se desconocía esta información. Debemos considerar que, aunque estos arácnidos poseen un veneno peligroso, no son agresivos, no andan por ahí viendo a quien morder y tampoco tienen intenciones malévolas, de hecho, la mayoría presentan un comportamiento tímido, asustadizo y lo primero que hacen cuando los molestamos es tratar de huir y esconderse.

Desafortunadamente, no todo es miel sobre hojuelas, las actividades humanas han generado que ciertas especies se presenten en lugares donde naturalmente no ocurrían, ya sea brindándoles el medio de transporte (cuando van de polizones) o modificando el medio físico. Un ejemplo claro de esto es el siguiente: en las Colecciones Nacionales de Ácaros (CNAC) y de Arácnidos (CNAN) del Instituto de Biología de la UNAM hemos tenido reportes confirmados de la presencia de la “araña violinista” en la Ciudad de México, lugar que por sus condiciones ambientales no era propicio para el desarrollo de estos organismos, pero que al parecer tienen la capacidad de responder a nuevas condiciones ambientales. ¿Cómo llegaron? Lo más probable es que de polizones en plantas o material de construcción, aunque es difícil asegurarlo.

Por último, debemos evitar matar a las arañas y alacranes que observemos, ya que son excelentes agentes de control de otro tipo de fauna que tampoco nos agrada, como mosquitos, moscas, cucarachas y otros arácnidos. Hay que aprender a reconocerlos y dejarlos en paz. La mejor manera de evitar accidentes es siempre estar bien informados, no duden en comunicarse con nosotros ante cualquier duda con arañas que se encuentren y en dado caso de que exista un incidente con alguna araña o alacrán, no apliquen remedios caseros y acudan directamente a su centro de salud, de preferencia llevando al organismo en cuestión (si se deja atrapar).