La forma se conserva… la evolución de la morfología en los escorpiones
Primera imagen, Diplocentrus duende de la reserva del Valle de Cuicatlán-Tehuacán; segunda imagen, filogenia de la familia Diplocentridae con imágenes de algunos representantes; tercera imagen, filograma de la evolución del dimorfismo sexual en los diplocentridos, y un mapa de calor mostrando donde difieren las quelas del macho (línea oscura) y las quelas del las hembras (línea morada).
En esta ocasión, nuestra Arac’nota revisa un estudio sobre la evolución de algunos aspectos importantes de la morfología (como la forma de la pinza) en una familia de escorpiones.
La familia Diplocentridae incluye cerca de 130 especies clasificadas en 10 géneros. Estas especies se distribuyen de una manera peculiar; mientras dos géneros y 11 especies son encontradas en la península Arábiga (Omán y Yemen), el resto se encuentra en América (desde el sur de los Estados Unidos, hasta Colombia y Venezuela, incluyendo también el Caribe).
Una peculiaridad de estos animales, es que la mayoría de estas especies, construyen “galerías” en el suelo, donde pasan la mayor parte de su ciclo de vida y sólo los machos la abandonan cuando es época de apareamiento. Estos escorpiones son fáciles de reconocer del resto, por la presencia de una glándula en el telson (el segmento corporal que incluye el aguijón y las glándulas que producen el veneno), siendo esta característica la que da el nombre al género que a su vez le da el nombre a la familia (Diplocentrus = “doble aguijón”).
Sin embargo, a pesar de que existen diferencias morfológicas entre las especies de esta familia, se ha observado que estas diferencias siguen un patrón. Para poder elucidar este patrón, se hizo un análisis filogenético usando datos moleculares; además de establecer por primera vez, los tiempos de divergencia de esta familia. Con este marco filogenético, se pudo estudiar la evolución de la forma del dorso del prosoma, de la cara externa de la patela del pedipalpo del macho, y de la cara externa de la pinza, o quela, del pedipalpo de machos y hembras. Aunado a esto, también se estudió si durante la evolución de estos animales, el dimorfismo sexual se ha restringido a ciertas especies.
Este estudio emplea modelos matemáticos y estadísticos para explorar el espacio morfológico, y proyectar la variación de las estructuras estudiadas en él, utilizando un análisis de componentes principales, para posteriormente proyectarlos en un filograma con los tiempos de divergencia. Con base en esto, resulta que el dorso del prosoma, y la cara externa de las quelas de machos y hembras, han evolucionado de manera aleatoria, con una tendencia a mantener la forma (con algunas excepciones) a través de casi 201 millones de años. En contraste, existen dos tipos de formas para la cara externa de la patela, que han evolucionado de manera independiente en un grupo de especies de Diplocentrus, y otras especies de otros géneros, hace cerca de 150 millones de años.
Algunas especies han evolucionado con un marcado dimorfismo sexual, que no significa necesariamente que las quelas del macho y de la hembra sean delgadas y/o robustas, sino que el dimorfismo es notorio en diferentes partes de la quela misma (ver imagen arriba). De este estudio concluimos que la morfología, a pesar de ser la fuente de información histórica más importante para reconstruir las relaciones de parentesco entre diferentes linajes, tiene sus inconvenientes. Además de que muchas veces, estas características morfológicas han evolucionado de manera independiente, incluso algunas podrían estar relacionadas con el tipo de hábitat en donde viven las especies.
Si desean más información al respecto, los invitamos a consultar la siguiente liga (en inglés). La referencia está completa abajo. Hasta la vuelta.
Santibáñez-López, C.E.; R., Kriebel & P.P. Prashant. 2017. eadem figura manet: Measuring morphological convergence in diplocentrid scorpions (Arachnida: Scorpiones: Diplocentridae) under a multilocus phylogenetic framework. Invertebrate Systematics 31, 233-248.
